lunes, 29 de septiembre de 2014

Las duchas y los vestuarios del gimnasio

Un lugar magestuoso para encontrar otros pajeros siempre ha sido la ducha del gimnasio. Ahí, en el baño de varones, en el vestuario masculino se han tejido las más alucinantes historias. En el medio de la humedad de la ducha, del vapor caliente, el olor característico mezcla de meo y hombre transpirado, muchos hemos vivido hermosas historias pajeras, con amigos anónimos o no.
El vestuario es ese lugar que nos iguala a todos, un gerente y su chofer; el policía y el trosko de la facultad... todos en bolas, al desnudo, mirándonos, insinuando, viendo quién se anima primero a tocarse la pija con ganas de enfiestarnos.
Los códigos del vestuario son únicos, son nuestros, nadie nos los puede quitar ni prohibir. Somos los amantes del vestuario, somos quienes nos hermanamos entre las duchas o los lockers para confundirnos en una paja grupal que se hace cada vez más caliente a medida que van llegando pajeros.
Larga vida a los vestuarios.

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